El ajuste previsional: Sacar de un lado, para poner en otro. De eso se trata la economía, explicada en sencilla clave. Del trabajo a la ganancia. De la venta a los impuestos. Del fisco a las obras. De las empresas al mercado. De los consumidores a los productores. Del vendedor al proveedor. De éste al productor, que vuelve a pagar algún tributo, que contrata a un trabajador, que consume y así la rueda gira.
Todos aquellos que tengan una cierta vinculación con algunos de estos escasos ejemplos de la vida cotidiana, saben que la plata va y viene (aunque se pueda perder sin que esto afecte al nivel adquisitivo, como dijo el Nobel de Economía Pablo Tonelli). Porque como ese viejo dicho, que tal vez no se enseñe en las facultades de Economía, la plata va, pero no siempre viene.
Esta reforma previsional, votada en la mañana del martes 19 de diciembre, confirma que la dirección de los recursos de la economía es una cuestión tan política, como el precio que cada uno está dispuesto a pagar por las acciones u omisiones que lleve a cabo.
Calendario obstinado
Diciembre lleva la marca de un mes caliente en la Argentina. No por el verano que apenas está por llegar. Sino por las alternativas de la historia reciente, que aún permanecen marcadas en la piel colectiva.
19 parece ser, otra vez, la fecha de un saqueo. Pero esta vez en contrario sentido al del final del breve gobierno de Fernando de la Rúa. No fueron los desesperados que salieron a pensar con el bolsillo y la panza en 2001, sino los diputados de la Nación, que convalidaron una ley de ajuste que lleva la marca del viejo amigo de los poderosos de la Nación: el Fondo Monetario Internacional.
La Cámara Baja (¿será por la moral mayoritaria que se llama así?), aprobó lo que venía del Senado, que mandó el Ejecutivo, que copió de una recomendación (amable), del FMI de hace un año.
El Gobierno Nacional tuvo el tino duranbarbesco de no hablar del tema antes de las elecciones de medio término de hace menos de 2 meses. Hasta negaron, en palabras del Jefe de Gabinete Marcos Peña, cambios en la edad jubilatoria, que ahora fue votado entrelíneas en el proyecto convertido en Ley.
Ahora se viene el debate por la Reforma Tributaria y otra vez el juego de las cajas. Sacar de unas para poner en otras. La rueda continuará en 2018 con la Reforma Laboral, tal vez, esa sí la madre de todas las batallas. Para eso habrá que pasar el verano que todavía no llegó.
